Querido hijo mío,
deseo empezar esta carta aclarándote que te llamo querido no por quién eres, sino por lo que eres. Que un día lluvioso de junio me dejaras ser tu madre y me hicieras un hueco en tu pequeña vida de dos años, es solo una anécdota biográfica. Te quiero por la profundidad de tu alma que todavía no reconoces. Tanto si un día lees esta carta, como si no lo haces nunca, sé que la intención de mis palabras te llegará de una manera u otra.
Ahora, mientras escribo, en este preciso y precioso instante, tú estás a mi lado jugando con la perrita, con una sonrisa permanente (ella no lo sé, pero imagino que también ;). Has extendido toda tu ternura con ella. Le hablas suavemente, la mimas, la cepillas, te preocupas por su bienestar. Y ella te devuelve un amor animal que no romperá ni la muerte. Cuando os veo acurrucados, una junto al otro, acompasando las respiraciones, no puedo evitar pensar en qué cajón guardarás la ternura cuando te levantes del sofá.
No te imaginas como me duele toda la humanidad que los hombres os habéis negado. Tantos siglos de tiraros porquería por encima han acabado por haceros invisibles. ¿Te sorprende? Quizás pensabas que la historia ha invisibilizado solo a las mujeres. Que os queráis hacer ver, no quiere decir que se os vea. Cuando hace falta el argumento de la fuerza para convencer, es que las únicas palabras de las que se dispone son de miedo. El miedo a desaparecer. Quién tiene el poder de verdad no teme a los otros, sino que los coge como aliados para crecer. Sé flexible. El mundo es diverso. Busca tu voz en medio de los gritos. Los hombres acostumbráis a gritar. Me parece que teméis no oíros a vosotros mismos.
Te pido que construyas tu masculinidad desde tu humanidad. Que primero seas persona y después hombre. Sé que ahora lo ves complicado, pero piensa que es más pesado no poder mostrar quién eres. No estás solo. Otros hombres te acompañarán en este camino, empezando por tu padre, que ha tenido que encontrar sus propios adoquines amarillos para llegar a Oz (en otra carta te contaré dónde está este país ;). Pero créeme, cuando llegues, te sentirás liberado. Sabrás que es el camino correcto porque ya no dejarás que nadie te diga qué tienes que hacer, ni como tienes que ser. Te sentirás muy cómodo dentro de tu piel. No hagas las cosas para gustar a una chica, contentar a los amigos o ganar likes. Porque todos ellos pasarán de largo en tu vida. En cambio tú no. Tú tendrás que rendirte cuentas cuando te busques en el espejo. Lo aprenderás con el tiempo, no sufras, si nos escuchas más a las mujeres. Somos más sabias porque los golpes nos han enseñado a agacharnos más rápido.
Sé que llegará el día en que nuestras discusiones sobre feminismo serán solo un recuerdo con el que sonreír. Porque serás un hombre con plena conciencia de quién eres y de quiénes somos. Habrás conseguido vaciarte de todas las creencias que zumban en nuestros oídos como moscas verdes. Sabes que tengo tendencia a ver el vaso medio lleno. Por eso prefiero mirar lo que tengo delante antes que lo que dejo detrás, pero tienes que saber que la historia de las mujeres está cargada de humillación, maltrato, desprecio, vejación. No te puedes hacer ni una pequeña idea de todas las mujeres que han sido borradas. Y el motivo siempre es el mismo: el miedo. Si temes la luz de la otra persona, es que no reconoces tu propia luz. Pero el amor tiene memoria y por eso muchas de ellas han perdurado en el recuerdo.
Te escribo hoy, 8 de marzo, porque quiero desearte un mundo mejor, que colabore, cree y multiplique su talento. Pero para llegar a hacer realidad este sueño, hace falta que todo el mundo se suba las mangas. Y sí, lo has acertado, los hombres más arriba. Vuestro cambio de mirada es esencial. Imagino sino una realidad cotidiana. A las chicas se las educa para que no vayan vestidas de una determinada manera, para que no vuelvan tarde, para que no vayan solas por la noche… ¿Sabes la razón? Porque tememos que chicos u hombres las puedan agredir. ¿Entiendes la perversidad de esta historia? Por el miedo al que harán ellos, la libertad que coartamos es la de ellas. ¿Te imaginas que un día te hiciera cambiar el pantalón corto diciéndote que puedes provocar a las chicas y te pueden hacer daño? Además de pasarte un mes riendo, me dirías que en caso de que fuera así, el problema es de ellas. Yo pienso lo mismo. El problema es de ellos, pero han logrado que lo paguemos nosotras. Para saber si una situación es injusta solo la tienes que invertir. ¿Se le pediría o haría lo mismo a un hombre? Si la respuesta es no, estás ante una injusticia. Mira siempre al otro como a una persona y no fallarás nunca la intención de tus actos.
Debes cambiar la mirada por tu hermana, por mí, por todas las mujeres que te encontraras en el camino, pero por encima de todo, por ti. Un mundo que excluye la mitad de la humanidad, no puede ser feliz de ninguna manera. Porque tiene la mitad de posibilidades de sobrevivir. Negar a las mujeres es negar una parte esencial de los hombres. ¿O acaso pensabas que habéis sido paridos y educados por monos? Nada de lo que piensas de nosotras es cierto. Solo crees que lo es. Hoy te quiero regalar una caja llena de conversaciones. En ella encontrarás la fortaleza, el coraje y la compasión que nos guía a las mujeres. ¿Quieres saber realmente quién somos? No tengo prisa. Te esperaré. Sé que llegará el momento en que desearás saberlo. Y aquel día volveré a sacar la caja y la abriremos juntos poco a poco, para no saturarte la conciencia con tanto dolor.
Hasta que un día sentirás que se ha movido dentro de tu corazón un engranaje. Querrá decir que estás empezando a desaprender creencias. Me emocionaré con tus éxitos de cambio, porque los sentiré como propios. Ésta será mi mejor herencia. Pero para llegar aquí tienes que ser fuerte y valiente, porque éste es un camino de no retorno.
Te quiero
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